Después de ver el siguiente documental La luna en ti de Diana Fabianova, que os dejamos en este post, me puse a pensar en un tema tan común como es la menstruación, cómo aún hoy en día puede llegar a tener tan variopintas connotaciones y maneras de interpretarla.

Si echamos una mirada al pasado, la menstruación ha tenido, y en algunas ocasiones aún tiene, múltiples significados. Ha podido ser fuente de vida, inspiración y sabiduría, como también de enfermedad, incapacidad e inferioridad. De esta manera, pueden aparecer ciertas preguntas: Cómo un proceso fisiológico y natural del cuerpo de la mujer puede ser el causante de tantas interpretaciones? Quién o quiénes se han encargado de realizar estas valoraciones? Con qué magnitud han podido afectar esas interpretaciones a la vivencia que tenemos hoy en día cada una de nosotras?

La cultura y la medicina han mostrado a lo largo de los años la menstruación como algo sucio, impuro, que debe ser escondido y disimulado, de lo que una no puede hablar en público y debe “sufrirlo en silencio”. De esta manera, ¿cómo una niña desde una temprana edad puede interpretar y entender qué es la menstruación?

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Pongamos el caso, que esta niña tiene televisión en casa. En los canales que ve cada día mientras come o por las tardes después de llegar del colegio, aparecen una serie de anuncios de compresas, tampones y jabones íntimos. Estos anuncios describen la menstruación con un líquido azul, puntualizan la importancia de no manchar y de su eficacia a la hora de neutralizar cualquier rastro de ese fluido e inclusive de su olor.

Esta niña también tiene una madre, que una vez al mes la siente quejarse de los dolores menstruales y que hasta en algunas ocasiones ha tenido que estar en la cama durante unas horas por ese malestar inexplicable. La madre alguna vez le ha informado que un día ella también pasará por esto, que es algo normal y que llegado ese momento le va a explicar qué hacer y cómo tendrá que abordar el tema.

Probablemente, esa niña tenga en sí una serie de pensamientos contradictorios, difíciles de poner en orden. Las imágenes de la publicidad de esas chicas en minifalda esmeradas en la limpieza, el dolor intenso y las quejas de su madre de cada mes, el inexplicable color azul, y un largo etc. Esta situación, no muy lejana a la de otras niñas, seguramente provoque en ellas una sensación de falta de control, de miedo e incertidumbre. Uniendo estas emociones, la vivencia que podrá finalmente obtener esta niña de su futura menstruación va estar impregnada de cierta negatividad, influyendo de forma pronunciada sobre el concepto que ella tendrá del período, en su vivencia física y emocional.

Esta reflexión puede ser una oportunidad para tomar conciencia de nosotras mismas y de nuestro cuerpo. Saber que a través de la conciencia física y emocional, podemos estar más pendientes de nosotras a todos los niveles, de preguntarnos cómo nos sentimos y qué necesitamos en el momento del período. Puede ser una ocasión para darnos la atención que necesitamos, pero sobretodo de entender cómo nos sentimos. La menstruación es un momento en el que el proceso hormonal nos hace vivir, en muchas ocasiones, con mayor intensidad nuestras emociones y sensaciones. Puede ser un buen ejercicio darnos un espacio para vivirlo. Reprimir o infravalorar cómo nos sentimos durante el periodo puede ser una forma de tapar una parte de nosotras, de desaprovechar la oportunidad de vernos de más cerca, sin asustarnos por la intensidad. Sin tratar de teñir la menstruación cómo un momento en el que no tenemos credibilidad. De esta manera, el ejercicio puede seguir en fijarnos cómo expresamos a los demás y de qué manera ponemos límites a la forma que el entorno (pareja, amistades, familia, etc.) habla de nosotras y de nuestra menstruación.

Es ahí donde podemos comprobar cómo la información y nuestra propia implicación será un distintivo de cómo podemos vivir nuestra menstruación. Hemos pensado en la importancia que tiene a menudo en muchas de nosotras los dolores y el malestar durante el período y queremos aprovechar este post para ofrecer algunas ideas prácticas para mejorar nuestra salud y de esta manera mejorar de forma directa la manera de vivir nuestras reglas. ¡Esperamos que sean de utilidad!

  • Incorporar en nuestra vida ejercicios o actividades que trabajen la zona abdominal y pélvica. Un ejemplo de estos puede ser la danza del vientre, que favorece la circulación y aumenta el control muscular de toda la zona pélvica. A través de los movimientos pélvicos y abdominales, apoyados en una respiración profunda y firme, estimulan los órganos internos ayudando a controlar el ciclo menstrual y disminuir los cólicos menstruales.

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De esta manera, la liberación de tensión de esta zona, nos podrá aportar cambios directos en nuestra menstruación. Otros ejercicios como caminar, ir en bici o algunos de los estiramientos que nos puede proporcionar el yoga nos aportarán un mayor bienestar para los dolores menstruales.

  • Otra manera de abordar el dolor menstrual es a través de los orgasmos. Las contracciones musculares rítmicas de la plataforma orgásmica, provocan una distensión pélvica y uterina. La descongestión de esta zona, puede hacernos disminuir el dolor considerablemente.
  • Se ha comprobado que cuanta mayor conciencia tenemos sobre nuestros ciclos menstruales, mayor es la sensación de bienestar con los cambios que mensualmente podemos sentir, tanto a nivel emocional como a nivel físico. Podemos hacer el ejercicio de apuntar en nuestra agenda o en un calendario los días que tenemos la regla, los días fértiles, ovulación y aquellos previos al período. Al mismo tiempo, apuntar cómo nos sentimos y si también nos acompaña síntomas físicos. Puede ser una manera, de darnos cuenta de nuestros ciclos y nuestra manera de vivirlos.

Actualmente también existen muchas aplicaciones para móviles que tienen la misma función del calendario que antes comentábamos, de una forma interactiva y completa.

  • Utilizar productos para la menstruación cómo la copa menstrual puede ser un sustitutivo de los tampones y compresas, y una forma de tratar la regla desde otra perspectiva. Evitando al mismo tiempo, problemas asociados a los tóxicos que llevan las compresas y tampones, cómo la sequedad vaginal, la candidiasi o Síndrome de Shock Tóxico.

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  • Las bolas geisha o los ejercitadores Kegel también son una forma de tomar conciencia y ejercitar nuestra zona pélvica. Aportando beneficios en la circulación, musculatura y lubricación, mejorando nuestros orgasmos y disminuyendo la intensidad de los dolores durante la menstruación.

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Esperamos que este post os anime a compartir vuestra dudas, sugerencias y comentarios, que siempre podéis dejar aquí abajo o enviarnos un email a info@espaivincles.com