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  Una creencia es la certeza que un individuo tiene acerca de una determinada cuestión. Aquello en lo que creemos, en general, se genera a través de la experiencia, de los modelos cercanos (nuestros padres, hermanos, amigos etc.) y del contexto socio-cultural. Estaréis de acuerdo en que, en lo que a sexualidad se refiere, de creencias y mitos vamos bien servidos. Es habitual que en aquellas áreas de nuestra vida en las que recibimos poca información (pensemos por un segundo, qué nos explicaron en el colegio sobre educación sexual y afectiva a parte de los típicos temas de contracepción) o en las que las vías más accesibles no sean del todo fiables (el porno o las experiencias de los amigos a veces pueden estar un bastante alejadas de la realidad), nos provoquen ideas sobre nuestra sexualidad que nos sean poco útiles. Es por este motivo que queremos dedicar este post a desmitificar algunas de las creencias que con más frecuencia nos encontramos en consulta. El objetivo de ello es poder vivir más relajados y en concordancia con nuestra sexualidad, para así poderla disfrutar sin miedos. ¡Empecemos!
  1. ORGASMO VAGINAL vs. ORGASMO CLITORIANO
“Es que yo no puedo tener orgasmos vaginales, y sólo los puedo tener con la estimulación en el clítoris”. Esta es una de las frases más frecuentes que escucho en consulta. Es uno de los mitos que contribuye a generar falsas expectativas, limitando la sexualidad femenina (y también masculina) y, por ende, la obtención de placer. La distinción entre el orgasmo vaginal y clitoriano vino dada en su momento por Freud (uno de los padres del Psicoanálisis), en un intento de poder clasificar a las mujeres de maduras o inmaduras emocionalmente. Ha pasado el tiempo y esta definición ha quedado obsoleta, pero curiosamente nos seguimos encasillando en uno u otro. El único órgano del cuerpo humano que existe sólo para proporcionar placer a raudales, es el clitoris. Este tiene dos raíces (llamadas crura) de tejido eréctil, que se extienden a cada lado de la vagina. Cuando nos excitamos las raíces y bulbos clitorianos entran en erección. La cercanía de estas raíces al orificio de la vagina son las que nos pueden proporcionar parte de este placer en la penetración. Por el contrario la vagina se califica como un orificio virtual, sus parades se apoyan la una con la otra. Es un canal para el coito y el parto. Nuestra sensibilidad vaginal no es homogénea. El vestíbulo, es decir, la parte más cercana a la entrada a la vagina, suele considerarse la más excitable, ya que está rodeada de las raíces y bulbos clitorianos que mencianábamos, y tiene numerosas terminaciones nerviosas. ¿Qué quiero decir con toda esta clase de anatomía? Que el placer y la excitación se puede obtener absolutamente de todo, desde que nos acaricien los senos, la oreja o nos digan aquellas palabras subidas de tono que tanto nos gustan. Pero que si nos centramos en el coito como un objetivo para conseguir nuestros orgasmos, es ahí dónde estamos limitando enormemente nuestro placer. Teniendo en cuenta que la vagina está diseñada como canal de parto, su sensibilidad es reducida, por lo que será una zona con menos terminaciones nerviosas en comparación a otras partes de nuestro cuerpo. No nos empeñemos en tener orgasmos sólo con la penetración como única estimulación, muy pocas mujeres consiguen alcanzarlos, las estadísitcas mencionan a un 20%. ¡Ampliemos nuestras prácticas más allá del coito!   2. “LAS MUJERES TARDAN MÁS EN EXCITARSE QUE LOS HOMBRES” Estudios como el que se realizó en la Universidad de McGill, en Canadá, comprobaron a través de medir la temperatura que emitían los genitales tanto de hombres como de mujeres, que no exisitía diferencia de tiempos en relación a la excitación. ¿Qué nos podemos preguntar entonces? Si se generan destiempos entre las relaciones sexuales hombre-mujer, quizás necesitamos revisar si estamos pidiendo a nuestra pareja lo que realmente nos gusta. Y si lo que nos hace nuestra pareja, nos gusta. Propongo el siguiente mini-ejercicio, coged papel y boli, y mejor aún si animáis a vuestra pareja:
  • Escribe una cosa que te gustaría experimentar sexualmente que aún no has experimentado
  • Escribe una práctica sexual que te gustaría hacerle a tu pareja y no te has atrevido hacerla
  • Escribe una parte de ti o una práctica de la que disfrutes más de tu sexualidad y de qué manera hacer que mejore con tu pareja (si eso es posible)
  • Escribe una cosa que te gustaría tener más a menudo en tu sexualidad
Propuestas como esta nos pueden ayudar a generar mayor comunicación con nuestra pareja a nivel sexual y de esta manera crear un ambiente de más apertura.   3. “LA MASTURBACIÓN ES SÓLO PARA CUANDO ESTÁS SOLTERO” Es uno de los temas a tratar en la consulta de un sexólogo o sexóloga. Cuando en pareja o en individual se acude para resolver dificultades a nivel sexual o relacional, una de las dudas o conflictos que surge a menudo es en relación a la permisividad que se da uno mismo o nuestra pareja en torno a la masturbación, o como nos gusta normbrarlo a los sexólogos, autoestimulación. ¿Qué opinamos realmente sobre la masturbación? Nuestra cultura de alguna manera nos dirige a etiquetar la masturbación como algo que hacemos cuando no tenemos pareja. Y que por tanto, en el momento que iniciamos una relación esta necesidad sexual queda cubierta por el otro. Es importante dejar atrás la creencia de que nuestro deseo y nuestro apetito sexual, en el momento que tenemos pareja, queda cubierto por el otro y éste o ésta nos va a satisfacer por completo. Es estupendo tener pareja y poder compartir nuestra sexualidad con la del otro, pero nuestro deseo, nuestras fantasía y nuestra frecuencia es parte de nuestra intimidad y ésta la podemos compartir, pero sobretodo es importante no perder la esfera individual. Porque de alguna manera, si dejamos de lado esta individualidad perdemos también el contacto con aquellas fantasías que son solo nuestras, aquella manera de tocarnos que nadie más sabe hacer y esos momentos de estar a solos con nosotros mismos, con nuestro cuerpo y nuestro propio placer. Una vez más, animo a que las parejas puedan hablar abiertamente de este tema. Compartir nuestros miedos, como “si me masturbo luego no tendrá/tendré ganas de hacerlo”, “si me masturbo y no pienso en mi pareja le estoy siendo infiel mentalmente” o “si se masturba es que ya no le gusto o no tiene suficiente con lo que le doy”, entre otros nos permitirá verlo de otra manera.   comunication Dedicaremos en un próximo post más espacio para seguir tratando otros mitos y creencias que nos impiden disfrutar plenamente de nuestra sexualidad. Si surgen preguntas al respecto o propuestas, no dudéis en dejarnos vuestros comentarios al final de este post o mandarnos un email a info@espaivincles.com.   Ester Pujol Sexóloga y Terapeuta de Pareja Espai Vincles www.espaivincles.com info@espaivincles.com 930 027 586